8/7/15

Soñar es gratis, dice.
Sonríes para complacerle. Sí, para gratificar por los ánimos que te está dando aunque por dentro estés pensando que todo eso que te está diciendo ya te lo sabes de memoria. Palmadita en la espalda y para delante ¿no?...¿Es que acaso todo queda solucionado con decir que otra vez será, que siga soñando o que todo pasa? No, así no es. No puedes decirme que siga soñando, que soñar es gratis...¿Y lo caro que es cuando te estrellas contra el suelo defrente? ¿Eso qué? No puedes negarme que no posee un precio mayor que la joya más cara de este mundo en el que tú y yo nos damos la mano.  
Mil veces dices que no, luego te arrepientes y tu mirada describe un sí. Como algo repleto de furia vienes pero, en apenas  tres segundos y veintidos milésimas ya te has marchado de nuestro voluble cobertizo. Solo queda preguntarme, aunque mi propia mente lo aborrezca, qué jodido resultado has dejado, cuáles han sido las huellas que has plasmado esta vez y si mañana vendrás cuando el Sol esté en la misma posición.